La arquitectura en la ciudad
Por: Rafael Beltrán
El paradigma del control del hombre sobre la naturaleza, es la ciudad. Esta es la materialización de la lucha constante con la naturaleza, es lo antinatural.
El hombre se refugia de lo salvaje en la matriz citadina. Solamente ella lo puede proveer de seguridad, intercambio comercial y de lo religioso a la vez. Es el emblema máximo de la humanidad, el triunfo del hombre sobre las fuerzas naturales, el triunfo del orden sobre el caos.
En ella impera el orden social, religioso, militar, económico, etc. Pero aquello que hace a una ciudad más admirable que otra, son las construcciones que se han edificado dentro de la misma.
Uno de los medios utilizados por los gobernantes para incrementar su popularidad y el dominio sobre los otros pueblos, ha sido el desarrollo de sus ciudades. Los grandes templos que se construyen tales como: Luxor, el de Zeus, los de Tikal, el Zigurat de Ur y otros más, son muestra de la influencia y el desarrollo que tuvieron en distintos ámbitos las culturas que los construyeron.
Lo sagrado no fue lo único que llamó la atención para los grandes constructores del pasado. Se llevaron a cabo proyectos de todo tipo: la urbanización de la ciudad, como es el caso de Tenochtitlan; grandes defensas, con la Gran Muralla; el entretenimiento, con el coliseo y más. Poco a poco, la técnica evolucionó desde una concepción meramente de ingeniería, a combinar estas características sutilmente con el arte, resultando en la arquitectura, la cual inventa… crea mundos.
LAS MARAVILLAS DE GRECIA
Cuando por alguna razón la mente nos lleva a pensar en las grandes construcciones realizadas por el hombre, existen varios edificios de los cuales es imposible escapar. La Torre Eiffel en París, la Gran Muralla en China, el Cristo Redentor en Río de Janeiro, Chichén Itzá en Yucatán y el Partenón en Atenas, entre otros.
Este último, sin embargo, tiene un peso mayor sobre nuestra cultura. Esto es, indudablemente, porque a Grecia se le atribuye ser la cuna de la civilización occidental.
Sin embargo, el Partenón no es el único edificio digno de admiración en toda Grecia. Existen muchas construcciones más, que si bien no tienen esa carga simbólica, merecen la contemplación absoluta. Tal es el caso del estadio Panathinaiko, también llamado Kallimarmaro, el cual se utilizó para las primeras olimpiadas modernas de 1904 y que está construido casi en su totalidad de mármol. Debemos tomar en cuenta que la arquitectura griega no se reduce únicamente a aquella del periodo helénico. Los monasterios de Meteora, ubicados al norte de Atenas en la región de Tesalia, son un ejemplo de esto. Estos monasterios, de origen cristiano, son edificios encaramados en la cumbre de masas rocosas a más de 600 metro sobre el nivel del mar. Otro caso de construcciones cristianas en Grecia es el monasterio dedicado a San Juan, autor del Apocalipsis, en la isla de Patmos.
Aun así, Grecia no nada más es el Partenón y otros edificios imponentes, como los hemos mencionado, sus mismos pueblos son obras de arte. Las islas de Mykonos y Santorini, entre otras, son una belleza per se. Una caminata por las calles laberínticas de Mykonos, lo mismo que un viaje en burro para subir a la ciudad de Santorini son dos cosas que no tienen desperdicio en el mundo griego.